11/04/2009

Dad, Tell Me Again that story so pretty

era un sábado a la noche, iba caminando tranquilamente por las calles del barrio, sin rumbo alguno, tenia un manojo de actividades posibles, entre las que se encontraban ir a buscar a algunos amigos, parar en una esquina, sentarse en cualquier lugar a fumarse un puchito, telefonear a alguien, preguntar por alguna fiesta y "caer" como se denomina en mi barrio y algunas mas.
pero en ese momento, solo caminaba.
cuando cruzaba la calle que marcaba las 3 cuadras exactas de mi domicilio paterno, divise, en la acera de enfrente, a una muchacha, de aspecto simple, ataviada en un ropaje llamativo que consistía en una minifalda de jean gastado, unas botas algo altas, pero que no contrastaban con su altura admirable, que rondaría el 1,80 mts, el pelo negro y algo encrespado.
ella también se fijo en mi. después de todo, los sábados tengo la costumbre de rondar el barrio, y me produzco especialmente para la ocasión. En esa oportunidad, me encontraba con una campera de fútbol, marca adidas del chelsea, ya que el frio calaba los huesos. el cielo amenazaba con estallar en gotas, yo solo tenia mi gorra-vicera nike negra, y mis jeans clásicos. si, estaba mas arreglado que de costumbre, y ella se fijo en mi.
me pregunté si ella notó mi estupefacción en su rostro cuando ella me gritó:
-hola hermoso! ¿sale algo?
lo primero que recurrió a mi mente en ese momento, fue idealizarla a esta simple desconocida, como una prostituta, pero aun así, le grité:
-me encantaría!
y al cruzar la calle, le dije en voz baja:
-mirá que no tengo plata en este momento.
ella me miro, sonrió al notar mis intenciones, y me dijo:
-no pasa nada, soy una mujer casada. vení, seguime.
yo empecé a caminar atrás de ella por el pasillo que conducía a una casa. debo admitir que tenia un cuerpo envidiable, o eso parecía al ver su minifalda de jean gastado.
yo iba cauteloso, creyendo que quizá seria una treta, y que me esperarían no menos de cinco personas de aspecto salvaje y simioide y que me despojarían de las pocas pertenencias que tenia en ese momento, que consistía básicamente, en un atado de 20 cigarrillos marca "phillips morris" en el que quedaban 14 puchos, un encendedor, llaves y cinco pesos, sin contar mi ropa, dentro de todo cara.
no fue así, al llegar a la puerta, me hizo pasar, y antes de besarla siquiera, luego de dejar mi campera en el respaldo de una silla vieja, me tiró de un empujón a un sillón desvencijado, y se arrodilló como si fuera a rezarme, como se imaginarán, no fue precisamente lo que hizo.
la cremallera de mis jeans, bajó con facilidad.
al cabo de cinco segundos después, me sentía en el cielo.
cuando el fellatio acabó, mi sexo había calmado su angustia oral.
y yo me proponía a más. se subió la minifalda de jean, dejando entrever su ropa interior de color rojo sangre.
algo llamó mi atención en ese momento.
una protuberancia memorable asomaba por la delantera de su tanga.
en ese momento, el mundo se me vino abajo. por algo que ni siquiera era La Monstruosidad Descomunal, pero que sirvió de prueba cabal para demostrarse a si mismo, que esa chica, había sido un chico en otro tiempo, y que si bien tenia pechos, no había perdido sus órganos sexuales.
fue tal mi sorpresa, que lo único que pude articular fue:
-noo! sos un trava!
y el, o ella, ya ni siquiera sabia como nombrarlo, me sonrió y me dijo:
-veni papito, haceme tuya.
yo hervía en sangre, en odio hacia mi mismo, y en asco.
-salí enfermo, tomatelás!
-¿que te pasa nene? dale, vení
y me empujo con fuerza, a lo que yo reaccioné con un puñetazo en el medio de sus fosas nasales, a lo que agarrándose la nariz, recientemente rota, gritó con una voz mas gruesa que la mía variedad en injurias e improperios, maldiciones e insultos maternos. a lo que volví a reaccionar físicamente, pero esta vez, el golpe fue directo a su sien, y el, o ella, cayó aparentemente inconsciente contra una repisa, no se movió de allí, y aproveche la ocasión para agarrar mi campera, y salir corriendo tan rápido como me dieron las piernas.
por suerte, no había nadie en las cuadras que me separaban de mi casa, y la cama fue el mejor lugar de todo el barrio que se me ocurrió.
tarde bastante en dormirme, dudando de mi propia sexualidad, con mucho asco, y nauseas contenidas, pude conciliar el sueño. y juré a mi propio cerebro, el prestar atención a las "mujeres" antes de llegar a realizar cualquier acto de esa índole.


basada en una historia real, que jamás me pasó.

Morisqueta y Lagrimita

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